El hormigón pasa por tres estados en su proceso de endurecimiento:
1) Mezcla Fresca:
Al tomar contacto con el agua y durante su proceso de mezclado, su estado es
líquido; luego del tiempo necesario para obtener una buena mezcla (90
segundos), toma una consistencia cremosa.
Es importante la trabajabilidad del hormigón fresco, su transporte hasta los
lugares de moldeo sin producir segregación y llenar los moldes sin que queden
huecos ni vacíos, llenando totalmente las armaduras.
La trabajabilidad está relacionada con la consistencia de la mezcla fresca y ésta
es medida por su asentamiento a través del cono de Abrams, dependiendo del
tipo de elemento estructural a llenar.
2) Fragüe:
A las dos o tres horas comienza el período de fragüe del hormigón, durante el cual
comienza la reacción química del agua con el cemento que inicia el período de
endurecimiento.
Este proceso debe comenzar lo más tardíamente posible para permitir el total
llenado de los moldes con mezcla en estado fresco y debe terminar lo antes
posible a fin de poder desencofrar las estructuras cuando éstas han alcanzado su
punto de resistencia.
3) Endurecimiento:
La mezcla endurecida debe cumplir con una cierta resistencia a determinada edad
y al menor costo posible, brindando al hormigón la suficiente durabilidad a lo largo
del tiempo mediante su impermeabilidad, evitando así la acción destructora de los
agentes externos.
El proceso de endurecimiento del hormigón se sigue produciendo en tanto éste
esté en presencia de humedad, de manera que la resistencia aumente con el
transcurso del tiempo, aunque no con la misma velocidad que durante los
primeros veintiocho días.
Con la edad, el hormigón sufre una deformación por su propio peso o por cargas
de acción prolongada, que se denomina fluencia lenta. Esta deformación es
permanente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario